Blog: una autobiografía profesional

¿QUÉ QUIERES SER?

27.02.2015

Soy la primera arquitecta en mi familia. Mi infancia transcurrió en un pueblo de las pampas argentinas donde no había arquitectos, por lo que el primer estímulo para luego transformarme en una no se originó en la observación de Ia construcción sino de la naturaleza. Todos en mi pueblo conocían a esas niñas inseparables (mi prima y yo, con seis años de edad y sólo un mes aparte) que se aventuraban sin temor más allá del núcleo urbano para coleccionar piedras, cabezas de flechas y flores silvestres. Me fascinaban los nidos de los pájaros y pasaba largos ratos analizando cómo estaban construidos. El momento más emocionante era cuando sorprendía a un pájaro trabajando en su vivienda. Había muchas clases diferentes de nidos, colocados en diferentes tipos de espacio: en lo alto y lo bajo; escondidos y expuestos; grandes y pequeños. Pájaros diferentes escogían materiales diferentes. Los nidos más complejos y misteriosos eran para mí esos hechos por los horneros con barro mezclado con hojas secas, pelo, paja, y pedacitos de raíces. Traté de reproducirlos con mis propias manos, pero mis intentos siempre fallaban. Mis “nidos-hornos” se desmoronaban porque yo no sabía que estaban construidos por capas que debían asentarse una a una para convertirse en estructura. En lugar de modelar toda la forma de una vez, como yo había intentado hacer con mi impaciencia infantil, los horneros construían pacientemente con sus picos capa tras capa a lo largo de más de una semana, hasta completar esas hermosas esculturas que serían abandonadas una vez que las crías fuesen demasiado grandes para caber dentro. Por eso me limitaba a imitar los nidos hechos de ramitas, aprendiendo cómo debían ser entretejidas para que la forma no se desintegrara al ser levantada. Creo que mi interés en las técnicas constructivas de la arquitectura vernácula tuvieron su origen en esos experimentos.

Mencioné la construcción de nidos durante mi niñez en una entrevista que inspiró a Juliet Menéndez, una ilustradora de origen guatemalteco residente en Estados Unidos, a crear un afiche de Susana Torre, Arquitecta, como una niña con un nido en sus manos recibiendo la visita de los pájaros que podrían habitarlo. Es parte de una serie sobre líderes Latinas que Menéndez quiere colocar en los corredores y las aulas de los colegios primarios de Nueva York. Los modelos a emular son habitualmente imaginados como adultos que han triunfado en la vida. Pero aquí el modelo es una niña que no sabe todavía lo que será cuando adulta. El salto poético de la ilustradora ha sido reconocer en la curiosidad de la niña el germen de su compromiso profesional como adulta, y en hacer que otra niña en otro tiempo y lugar logre darse cuenta de que su propia curiosidad e intereses podrían iluminar el camino de una futura vocación.

© Juliet Menendez 2014

 

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